Se contrae, de forma más habitual, a través de las heridas, que se pueden infectar al penetrar las esporas contaminadas de esta potente neurotoxina. Se contrae, de forma más habitual, a través de las heridas, que se pueden infectar al penetrar las esporas contaminadas de esta potente neurotoxina. El tratamiento contempla varios aspectos, empezando por los antibióticos. Los más utilizados son la penicilina, la clindamicina, la eritromicina o el metronidazol, siendo este último el que ha demostrado una mayor efectividad.
El índice de riesgo viene dado por tres fases que empiezan por la leve, que produce rigidez muscular con escasas contracciones musculares, la segunda que es moderada que lo que produce es un cierre rígido de la mandíbula, dificulta el tragar y contracciones sobre todo en los músculos del cuello, abdomen y espalda con lo que si se ve es inolvidable son la fascies tetánica y risa sardónica. Y la tercera fase es la grave que aparte de todos los síntomas anteriores produce insuficiencia respiratoria.
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